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Indicaciones de las transfusiones 

Transfusiones para restituir glóbulos rojos (GR).

No se puede concretar una concentración clara de hemoglobina o hematocrito por debajo de la cual sea necesario realizar una transfusión de GR. Este valor de hematocrito o hemoglobina, denominado “gatillo” (transfusión trigger), tiene numerosas variables entre las que encontramos de manera principal la velocidad de aparición de la anemia y el proceso que la causa. Antes de realizar una transfusión, hemos de valorar la capacidad del organismo para regenerar la anemia. Como el organismo necesita varios días para compensar la pérdida de sangre, pacientes que sufren una anemia por hemorragia aguda, necesitarán transfusiones sanguíneas con niveles de hematocrito o hemoglobina superiores que otros que padecen procesos más crónicos, como una insuficiencia renal crónica.
La transfusión sanguínea no debe realizarse solo con base en valores de hematocrito y hemoglobina, sino que además se ha de considerar la existencia de síntomas de anemia. Estos síntomas comprenden taquicardia, debilidad, taquipnea, síncopes y aumento de los niveles de lactato.


En pacientes con problemas respiratorios o cardíacos, puede ser necesario realizar una transfusión a concentraciones de hematocrito o hemoglobina superiores, debido a la falta de oxigenación de la hemoglobina o la incapacidad del corazón para aumentar su gasto. En el caso de hemorragias agudas, los hematíes no tienen tiempo para aumentar la síntesis de la enzima 2,3-difosfoglicerato, que aumenta el paso de oxígeno a los tejidos. Esto implica que, en estos casos agudos, la aparición de los síntomas de anemia se producirá antes que en procesos crónicos.


También es importante valorar la patología que está causando la anemia y la viabilidad de la médula ósea para regenerarla. Si la anemia es regenerativa y el paciente se encuentra estable, podremos prescindir de la transfusión y esperar que regenere por sí sola.
De esta manera, en casos de anemia aguda hipovolémica, estaría indicado transfundir a niveles de hematocrito del 20%, mientras que en casos crónicos el gatillo se situaría en torno al 12-15%.

 

Transfusiones de albúmina.

La albúmina es una proteína sintetizada por el hígado y encargada de mantener la presión oncótica de la sangre, entre otras funciones. Su déficit produce la aparición de edemas, retraso en la cicatrización, alteración de la disponibilidad de fármacos, estados de hipercoagulabilidad e intolerancia a la nutrición. Está indicado realizar una transfusión de albúmina cuando los niveles plasmáticos se sitúen por debajo de 1.5-2 g/dl.


Las transfusiones de albúmina se pueden realizar a partir de plasma, con el inconveniente de que es necesario grandes cantidades de éste para aumentar la concentración de albúmina (45ml/kg de plasma para aumentar la concentración en 1g/kg). Esto hace que sea una opción poco viable. Una alternativa es combinar estas transfusiones de plasma con el uso de coloides.
Otra opción la encontramos en las transfusiones de albúmina humana. Estas soluciones son muy concentradas, en nuestro país encontramos soluciones al 20% (Albúmina Humana Grifols® al 20%). Con pequeños volúmenes podemos conseguir aumentos de la concentración de albúmina notables. Sin embargo, su uso en perros no está exento de riesgos pues podemos tener reacciones anafilácticas, sobretodo a partir de la segunda infusión. Existen varias posologías publicadas, nosotros utilizamos una dosis inicial de 2g/kg en una hora y posteriormente de 0.2 - 0.7 ml/kg/h en infusión continua hasta conseguir niveles de albúmina plasmática superiores a 2g/dl.

 

Reposición de factores de coagulación.

En enfermedades como intoxicación por raticidas, insuficiencia hepática, hemofilia, coagulación intravascular diseminada (CID) o enfermedad de Von Willebrand puede ser necesario el aporte de factores de coagulación para tratar sangrados. El producto de elección en estos casos es el plasma fresco o plasma fresco congelado. En el caso del plasma fresco, es muy importante usarlo antes de 6 horas desde su obtención para evitar que los factores de coagulación se degraden. En cambio, en el PFC los factores de coagulación mantienen su efecto durante un año. En gatos es necesario realizar pruebas compatibilidad ya que podrían desencadenar reacciones anafilácticas con los hematíes del receptor. La dosis es muy variable pero en general se administra una dosis inicial de 6-10ml/kg/6-8h hasta parar las hemorragias. Otra alternativa al plasma es la sangre completa fresca o el uso de crioprecipitados.

 

Transfusiones en trombocitopenias.

En general, las trombocitopenias no suelen dar sangrados hasta que el recuento no se encuentra por debajo de 50.000/μl. Existen productos concentrados como el concentrado de plaquetas, el plasma rico en plaquetas o plaquetas congeladas, pero no suelen estar disponibles en medicina veterinaria. La sangre completa fresca es el único producto que podemos encontrar que contiene plaquetas, aunque los aumentos que produce son poco significativos.

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