Efectos adversos y alternativas de hemoderivados
El uso de sangre y hemoderivados puede conllevar ciertos riesgos y provocar reacciones adversas. No olvidemos que la sangre es un tejido más del organismo y su administración a un paciente puede provocar reacciones de rechazo. La optimización de estos productos separándolos en diferentes fracciones, así como el uso de pruebas de determinación de grupos sanguíneos y pruebas de compatibilidad cruzada, han disminuido la aparición de reacciones adversas.
Estas reacciones se clasifican en 2 grupos: reacciones adversas de mediación inmunitaria y las no inmunitarias. Las primeras son básicamente reacciones hemolíticas, ya sean agudas o retardadas. Las agudas se producen por la presencia de anticuerpos preformados en el receptor y provocan reacciones de hipersensibilidad de tipo I o tipo II. Los síntomas comprenden temblores, taquicardia, taquipnea, hipertermia (1ºC por encima de la temperatura antes de la transfusión), vómitos, urticaria, hemoglobinemia, hemoglobinuria e incluso en algunos casos CID, fallo renal agudo por hemoglobinemia o muerte. En el caso de detectar cualquiera de estos signos, se procederá a suspender la transfusión inmediatamente, instaurar fluidoterapia de sostén y administrar corticosteroides de acción rápida intravenosos. Son las reacciones más graves. Las reacciones tardías son menos peligrosas, se producen entre 3 y 15 días después de la transfusión y provocan disminuciones del hematocrito, con fiebre y anorexia. Se tratan con corticosteroides a dosis inmunosupresoras. En esta categoría se incluyen la isoeritrolisis neonatal y la púrpura post-transfusión.
Las reacciones no inmunomediadas comprenden hemólisis, sobrecarga circulatoria por sobrecarga del volumen vascular, sepsis por contaminación del producto sanguíneo, hipocalcemia por citrato, hiperamonemia, coagulopatía dilucional e infecciones iatrogénicas por administrar sangre de donantes infectados.
Los animales cardiópatas y con anemias normovolémicas, son susceptibles de padecer sobrecarga vascular en una transfusión. Los signos clínicos consisten en taquipnea, tos, mucosas congestivas y distensión de las venas yugulares. En estos pacientes debe realizarse la transfusión a velocidades inferiores a lo normal y en caso de detectar estos signos, suspender la transfusión y administrar furosemida y oxigenoterapia. Los gatos son más susceptibles que los perros a sufrir sobrecarga vascular.
También pueden producirse hipocalcemias por un exceso de anticoagulante en el producto sanguíneo. Los signos clínicos que observaremos son los típicos de hipocalcemia (temblores y arritmias). El tratamiento consiste en la administración de gluconato de calcio intravenoso lento, monitorizando al paciente con un electrocardiograma continuo. Los pacientes con insuficiencia hepática son más susceptibles de padecer este problema.
En ocasiones, podemos encontrar reacciones febriles y vómitos después de una transfusión, reacciones con poca relevancia clínica.
Alternativas a los hemoderivados.
Una alternativa a la transfusión en casos de anemias de tipo crónico (pacientes de oncología o con insuficiencia renal crónica) podría ser la administración de eritropoyetina recombinante humana. Pese a que se conoce la secuencia de DNA completa de la eritropoyetina canina y felina, todavía no se ha fabricado ni comercializado ninguna de ellas. La eritropoyetina humana, desgraciadamente, puede provocar reacciones alérgicas, bloqueando en consecuencia cualquier tipo de respuesta por parte de la médula ósea.
También existen soluciones intravenosas transportadoras de oxígeno. Estas soluciones incrementan de manera inmediata la capacidad para transportar oxígeno y el volumen vascular, siendo indicado su uso en pacientes con hemorragias agudas, hemólisis o problemas de médula ósea. No contienen factores de la coagulación o plaquetas, así que no pueden realizar las funciones de estos elementos. Existen dos grupos principales de soluciones transportadoras de oxígeno: los basados en perfluorocarbono y transportadores de oxígeno basados en hemoglobina (TOBH), siendo éste último el único autorizado para su uso en animales de compañía.
El TOBH-201, es una solución de hemoglobina bovina ultrapurificada y, por lo tanto, acelular, de color morado oscuro. Su concentración de hemoglobina polimerizada es de 13g/dl. Esta solución no aporta hematíes al paciente, por lo que tras su uso, el recuento de hematocrito no se verá incrementado, pero sí el de hemoglobina. Se puede conservar hasta 36 meses sin refrigeración y no requiere la determinación de grupos sanguíneos, ya que durante la fabricación, se eliminan las membranas eritrocitarias. Su uso está indicado en casos en los que no dispongamos de sangre compatible. La dosis recomendada en perros es de 10 a 30 ml/kg intravenosos, siendo la dosis inicial la más baja. Pese a que en gatos no se ha autorizado su uso, ya se ha administrado de forma exitosa en esta especie.
Los efectos adversos del uso de estos derivados consisten en color morado intenso transitorio de mucosas y orina, aunque sin provocar interferencias con la pulsioximetría de las mucosas. La presencia de oxiglobina altera los análisis laboratoriales por colorimetría, en especial en las determinaciones de bilirrubina, enzimas hepáticas, creatinina, glucosa y tiras de orina. Respecto a la aparición de reacciones anafilácticas, hasta el momento no se han descrito, aunque se recomienda su uso único para prevenirlas.