Guía de Administración
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Atemperar la sangre, si estaba refrigerada, hasta alcanzar una temperatura de entre 25 y 35º C, sumergiendo la bolsa en agua a 37º C. Durante la transfusión debe mantenerse el producto a unos 30-35ºC.
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No se debe mezclar jamás Ringer Lactato, soluciones con dextrosa u otros productos que contengan calcio con cualquier producto sanguíneo con citrato como anticoagulante, ya que el calcio podría provocar una coagulación en el sistema de transfusión. Sólo debe usarse NaCl 0.9%. En caso de transfundir concentrado de hematíes, debe añadirse 50-70ml de NaCl 0.9% para reducir su viscosidad.
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Usar siempre equipos de infusión específicos para transfusiones (con filtro) para evitar el paso de coágulos o agregados celulares. Estos filtros suelen tener un diámetro de 170 micras. Para pequeños volúmenes de hasta 50 cm3de sangre, se puede usar el filtro HEMO-NATE, que acoplaremos al sistema.
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Calcular el volumen a transfundir. Es importante calcular la cantidad de sangre o concentrado de hematíes que hemos de administrar y, además, restar este volumen al total de fluidos que va a recibir el paciente durante ese mismo día para evitar una sobrecarga vascular. El cálculo de volumen a transfundir lo podemos hacer a partir de la siguiente fórmula:
Q = P x 88 x (Htc1-Htc2)/Htc3Q: volumen a transfundir (ml)
P: peso del receptor (kg)
Htc1: hematocrito deseado
Htc2: hematocrito del receptor
Htc3: hematocrito del donante
Existen otras reglas más simples para calcular el volumen a administrar. Por ejemplo, suponiendo un hematocrito del producto del 50%, al transfundir 2,2 ml/kg de esta sangre entera, obtendremos un incremento aproximado del 1% en el hematocrito del receptor. Si se trata de un concentrado de hematíes, obtendremos un incremento del 1% al transfundir 1ml/kg. La dosis máxima de transfusión de sangre entera es de 22ml/kg/día.
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Una vez acabada la transfusión, hay que controlar el hematocrito 1 o 2 horas después para ver si el incremento obtenido es el calculado por la fórmula. De todas maneras, hasta pasadas 24 horas de la transfusión y en ausencia de hemorragia o procesos de hemólisis, el hematocrito no se acaba de estabilizar. Como mínimo, el 70% de los hematíes transfundidos deben conservarse 24 horas después para considerar la transfusión como exitosa. La vida media de un hematíe transfundido es de entre 21 y 48 días.
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Si la bolsa de sangre o concentrado permanecen más de media hora sin refrigeración, deberemos administrar el producto en un plazo inferior a 6 horas o lo podremos refrigerar de nuevo pero la caducidad será de 24 horas. La sangre es un excelente medio de cultivo y una mala manipulación podría suponer la contaminación del producto.
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La velocidad de administración dependerá de la patología y el paciente. Durante la primera media hora de la transfusión, la velocidad será lenta, de unos 2-3ml/kg/h. De esta manera controlaremos la posible aparición de efectos adversos. Si no existen complicaciones, aumentaremos la velocidad a 10ml/kg/h hasta completar la transfusión. En pacientes cardíacos, con riesgo de sobrecarga vascular, la velocidad no debe sobrepasar los 4ml/kg/h. En pacientes en shock hipovolémico, se puede aumentar la velocidad a 20ml/kg/h.
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Durante todo el proceso y hasta 1 hora después de la transfusión, debemos controlar estrechamente el pulso, la temperatura, el color de las mucosas, el TRC y las frecuencias cardiaca y respiratoria.