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Terapia acuática
Principios de la terapia acuática
Es necesario comprender los principios básicos y propiedades del agua que incluyen la densidad relativa, el empuje, la viscosidad y resistencia y la presión hidrostática para vislumbrar los beneficios que nos proporciona la terapia acuática.
Densidad relativa
La densidad relativa y gravedad específica de un objeto determina lo bien que ese objeto flotará. La gravedad específica del agua es 1; la de la grasa, músculo magro y hueso son 0.8, 1 y de 1.5 a 2 respectivamente. Por lo tanto, si la gravedad específica de un objeto es superior a 1, tenderá a hundirse, mientras que si es inferior, flotará. Es por eso que un animal delgado, que no está en movimiento, tendrá tendencia a hundirse más rápido que uno obeso.
Empuje
Un cuerpo inmerso en agua se sujeta por dos fuerzas, la gravedad y el empuje. El empuje es la fuerza que empuja al cuerpo hacia arriba, creando la falsa sensación de disminución de peso mientras que el perro está sumergido. El valor de esta fuerza es la misma que la del peso del animal. El empuje actúa directamente sobre el centro del empuje (que lo podemos considerar como el centro de gravedad de la parte sumergida), que no tiene porque coincidir con el centro de gravedad. Nuestro problema puede estar cuando centro de gravedad y de empuje no estén en la misma vertical, echo que puede ocurrir con una colocación inadecuada de un flotador, provocando que el animal se ladee y sea incapaz de mantener el equilibrio. La localización del centro de empuje depende del porcentaje de grasa corporal y de la localización del tejido adiposo.
El empuje ayuda en la rehabilitación de músculos debilitados y articulaciones dolorosas. Permite al paciente ejercitarse en una posición vertical y con disminución del dolor debido a que ha de soportar menos peso. Esta información es especialmente útil cuando tratemos con animales con artritis.
Presión hidrostática
Es la presión que sufren los cuerpos sumergidos en un líquido o fluido por el simple y sencillo hecho de sumergirse dentro de este. Ya que la presión hidrostática proporciona una presión constante sobre el cuerpo o pata inmersa en el agua, hace de esta un entorno idóneo para trabajar con articulaciones hinchadas o tejidos edematosos. La presión hidrostática se opone a la tendencia de la sangre y del edema a encharcarse en las zonas más bajas del cuerpo consiguiendo, por tanto, ser de ayuda en la reducción de hinchazones.
La presión hidrostática también ayuda a disminuir el dolor durante el ejercicio. Esto se debe a que proporciona estímulos fásicos (respuestas, reflejos o movimientos de aparición rápida y duración corta) en los sensores de la piel que causan un decrecimiento de la hipersensibilidad de los nociceptores (neuronas especializadas en la recepción del dolor) haciendo que disminuya la sensación de dolor, lo que permite al paciente ejecutar diferentes movimientos con menos dolor.
Viscosidad y resistencia
Podríamos definir la viscosidad como la resistencia que opone un fluido al movimiento dentro de él. Es obvio que la viscosidad del agua es superior a la del aire haciendo más difícil moverse por el agua que por el aire. Esto hace que el agua nos proporcione la posibilidad de fortalecer los músculos caninos y mejorar la capacidad cardiovascular. La resistencia que opone el agua es proporcional a la velocidad del movimiento que se realiza. También es importante en la terapia acuática por otros aspectos; puede incrementar la conciencia de movimiento lo que ayuda en la estabilización de articulaciones inestables. También ayuda a prevenir caídas, incrementando el tiempo del que el paciente dispone para reaccionar, lo que a la vez reduce la ansiedad del paciente. La combinación de las propiedades de empuje y viscosidad ayudan a mantener al perro.
Beneficios de la terapia acuática
La terapia acuática tiene muchos beneficios. Ejercitarse en agua es beneficioso para desarrollar la fuerza, la resistencia muscular, la resistencia cardiorrespiratoria, la amplitud de movimiento, la agilidad y el bienestar psíquico y todo ello minimizando el dolor. La gravedad es la principal fuerza de resistencia al ejercitarse en tierra, mientras que la viscosidad, la fricción y la turbulencia son las principales en el agua; estas propiedades tienen un efecto directo en la frecuencia cardiaca y el consumo de oxígeno.
Comparando sujetos que se ejercitan en tierra con los que lo hacen en el agua, estos últimos presentan una ligeramente mayor frecuencia cardiaca y tienen un mayor incremento global en la frecuencia cardíaca debido a la tasa cardiaca inicial en reposo más baja. Los requerimientos metabólicos también son mayores en los ejercicios realizados en el agua. Los pacientes pueden caminar por el agua a una velocidad más lenta y consumir la misma cantidad de energía. Cuando realizamos ejercicios aeróbicos en el proceso de rehabilitación, también contribuyen al bienestar cardiovascular y la perdida de peso. Los ejercicios en el agua también son beneficiosos para el fortalecimiento muscular. Debido al empuje, caminar sobre el agua puede proporcionarnos una excelente alternativa para lograr y mantener la fuerza muscular y la amplitud de movimiento en individuos con pequeños problemas articulares como la osteoartritis. Aunque los ejercicios en agua no son tan efectivos para lograr en desarrollo muscular máximo como si lo hiciésemos en tierra, la rehabilitación en el agua reduce el derrame articular y nos lleva a otras mejoras. Los ejercicios en cadena cerrada, como caminar por el agua, están más asociados a ejercicios cotidianos que los de cadena abierta ya que pone en marcha los músculos de una forma más funcional. Realizando ejercicios de cadena cerrada en un entorno donde el soporte de peso ha disminuido puede minimizar o eliminar los daños o inflamaciones de tejidos blandos., a la vez que maximizamos el entrenamiento funcional. El medio acuático puede también ayudar a reducir el dolor de rodilla y el derrame articular lo que facilita la recuperación de la función de la parte baja de la extremidad después de una intervención de ligamento cruzado anterior. La flotabilidad del agua también facilita la realización de ejercicios a la vez que proporciona un feedback propioceptivos que ayuda en el proceso de rehabilitación. El efecto de la flotabilidad (o empuje) permite suaves ejercicios activos disminuyendo la carga sobre los tejidos dañados. Los ejercicios acuáticos pueden ser usados como transición a los de tierra en la rehabilitación postquirúrgica. Estos son normalmente menos dolorosos debido al apoyo que ofrece la flotabilidad, por eso los ejercicios en el agua resultan menos incómodos y aportan una mayor sensación de seguridad cuando iniciamos los movimientos activos. Esto ayuda a mantener la amplitud de movimiento y el movimiento funcional antes de que recuperen la fuerza necesaria para realizar los mismos ejercicios fuera del agua.
También hay muchos efectos fisiológicos consecuencia del ejercicio en el agua climatizada. Entre ellos están el incremento de la circulación, el aumento de la flexibilidad articular y la disminución del dolor articular. El decrecimiento del dolor y la mejora diaria en la ejecución de las actividades tiene un impacto significativo en el incremento general de la funcionalidad del paciente.
La temperatura del agua también posee un efecto significativo en la respuesta cardiovascular al ejercicio. Si la temperatura del agua es baja, aparece la vasoconstricción periférica, la sangre se desplaza hacia el centro, mejora el retorno venoso y aumenta el volumen sistólico. Debido a eso para mantener el mismo rendimiento cardiaco, la frecuencia cardiaca disminuye. La presión sanguínea también se ve alterada por la temperatura del agua. Por otro lado, ejercitarse en agua con temperatura superior a la corporal puede incrementar la demanda cardiovascular.
El tipo de terapia acuática utilizada por terapeutas, veterinarios y propietarios dependerá de la rehabilitación específica que cada individuo necesite. Conocer los beneficios de la terapia acuática ayudará en la prescripción de protocolos específicos.